Añado aquí la denuncia sobre la construcción de vpo que salió en el Correo digital
«Que me tocara esta VPO en Salburua ha terminado siendo una desgracia para mí. Sus desperfectos me tienen en constante alerta todo el rato. Un día se cae la ventana y el siguiente salta la luz sin ningún sentido. Pago 300 euros de gas y en cuanto apago la calefacción parece que estoy en el Polo Norte porque, como no hay ningún revestimiento que aísle el piso, sale el frío hasta por los enchufes. Vivo en el primero y ayer por la tarde, abrí el grifo para limpiar la bañera y me vino la vecina a decirme que por el portal parecía que bajaban cataratas». No gana para disgustos Antxon -nombre ficticio porque prefiere mantenerse en el anonimato-, que este fin de semana ha sufrido el «enésimo» incidente en su casa del Bulevar de Salburua, situada en el «original» último bloque de colores diseñado por el estudio de arquitectos Matos y Castillo y construido por la empresa Lagunketa. Una zona en la que ya se había denunciado que las contraventanas 'volaban' cuando arreciaban fuertes ráfagas de viento en Vitoria.
La gota que colmó el vaso fue el incidente con la bañera. «Iba a limpiarla así que abrí el grifo y según se ve, alguna junta en las bajantes se rompió, así que el techo se humedeció y se empezó a caer a cachos», explica. «Para evitar males mayores, decidimos retirar toda la zona del portal, y lo que vimos nos explicó muchas cosas».
El incidente destapó las tripas del edificio, en el que «no hay ningún revestimiento. Parece que el techo sea de papel o de cartón, con lo que la falta de aislamiento es brutal», denuncia. Lo que «explica que pasemos tanto frío. Yo pago 300 de gas, pero otro vecino hasta 500. Duermo con pijama, sudadera, y tengo que poner un montón de mantas, es insufrible». Pero hay más. «Un día, hace pocos meses, casi me mato. Se soltó una contraventana de un piso de arriba y me cayó al lado mientras paseaba al perro. Y en otra ocasión se levantó el suelo porque sí». Además, este vecino asegura que «escucho las conversaciones de todos los que viven al lado y cuando alguien tira la bomba del váter parece que hay explosiones... Es vergonzoso», afirma enfadado. «Esto se construyó de una forma muy chapucera», relata este vitoriano que denuncia que «está hecho con unos materiales muy deficientes, el pladur se deshace con la mano».
Pero lo que más le molesta es que «parece que tengas que dar las gracias porque es una VPO. Yo pagué veinticinco millones hace seis años, que no es una broma, y estoy muy harto de todos los problemas que me ha generado», reconoce desesperado.